Hay que estar alerta ante las BEPS
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Publicado el lunes, 11 de mayo de 2015
Desde el documento publicado en el Foro de Administraciones Tributarias de la OCDE se ha realizado una especie de lucha en contra de lo que se ha dado en llamar “planeación fiscal agresiva”. Esta lucha pretende evitar la erosión de las bases gravables nacionales que afecta seriamente la recaudación, ya que básicamente en la actualidad, el problema se esta analizando solo en un enfoque unilateral (es decir, visto desde un país) y no visto como un agregado.
Este tema de las BEPS debe verse desde la perspectiva de la globalización económica que vive actualmente el mundo y en el que las relaciones comerciales entre paises y entre grupos economicos es cada vez más intensa y por lo mismo más compleja.
Dentro de esta complejidad de las relaciones comerciales entre los grandes grupos de empresas y entre paises se han diseñado mecanismos mediante los cuales se trasladan utilidades de un pais a otro con beneficios fiscales importantes pero que afectan a la recaudacion de impuestos. Es por esto que las autoridades fiscales de los países más desarrollados estan preocupados por la erosión de sus bases gravables y han diseñado estrategias para minimizer estos efectos negativos en sus recaudaciones y la aplicación de ese plan de acción se esta llevando a cabo a través de la OCDE, que entre otros puntos importantes busca fiscalizar mas los financiamientos entre empresas que están en distintos países así como las economías digitales que se desarrollen (negocios por internet), la autenticidad de los intangibles y la revisión de estrategias fiscales “agresivas” como lo menciona la OCDE.
La planeación fiscal no es más que la búsqueda de alternativas fiscales apropiadas y eficientes en el desarrollo de una actividad de negocios, y dentro de los distintos giros que existen, hay tantas estrategias como giros de negocio. Hasta hace relativamente poco (2012) la discusión sobre si es lícito o no tratar de minimizar o reducir la carga tributaria sobre una actividad económica determinada parecía innecesaria, sin embargo, la OCDE ha calificado de agresiva aquella planeación fiscal que involucra una interpretación de la ley que es sostenible pero que produce efectos inesperados y no buscados en la recaudación, o bien aquella que sostiene una interpretación de la ley favorable al contribuyente sin revelar que existe incertidumbre sobre la misma, esto, aunado a la “cacería de brujas” efectuada últimamente por los fiscos de cada país, han dado muchos temas de que hablar y de que hacer con respecto a las planeaciones implementadas hace años por las empresas.
Ante la realidad de esta planeación y el uso de regímenes favorables (paraísos fiscales, REFIPRES, etc.), el tema de la planeación fiscal se ha ido convirtiendo en un tema delicado en los últimos años.
En esa misma línea de pensamiento, el G20 ha establecido una alianza con la OCDE para desarrollar un plan de acción en contra de lo que se denomina la “Erosión de la Base y el Traslado de Utilidades” (BEPS, por las siglas en inglés: Base Erosion and Profit Shifting); México y muchos otros países se han comprometido a implementar el Plan de Acción de BEPS que se desarrolla en 15 acciones concretas. Esta alianza ha venido funcionando desde 2012 y ha producido ya resultados concretos en muchos países.
Las acciones del plan de la OCDE parten de la aplicación de criterios técnicos avanzados y de la aplicación de principios que nunca antes se han visto en nuestro país, y que de acuerdo a algunos autores, raya en lo anticonstitucional.
Debido a esto, gobiernos de todo el mundo (incluido México), enfrentan la decisión de continuar aplicando sus disposiciones fiscales (de menor avance y sofisticación), o bien, de intentar incorporarse a esta ola de modernidad tributaria que representa BEPS.
Países como Colombia, Chile, y por supuesto México, se han comprometido con la OCDE a impulsar y aplicar el proyecto BEPS en sus respectivos países; para el caso de México, si bien estas normas pueden beneficiar a la autoridad y a los contribuyentes, es difícil poder establecerla partiendo del documento tal cual planteado por la cumbre del G20, principalmente por la falta de reglas que eviten el abuso o los principios de substancia sobre forma como en otros países.
Por este tipo de detalles, no solo en México, sino en varios países de Latinoamérica, se esta haciendo una especie de “tropicalización” de las reglas de las BEPS, que solo el tiempo dirá si van funcionando o no.
Hasta el momento, a criterio de muchos consultores, la principal consecuencia en algunos países de la región latinoamericana y de paraísos fiscales del plan BEPS, es que, tratándose de intercambio de información con otros países, cuando la información la proporciona un país percibido como “protector” o “cómplice” de los contribuyentes, dicha información tiende a desestimarse, aun cuando por ley local tenga el mismo valor probatorio que la que la autoridad local obtuvo directamente a través de sus facultades de revisión, hablando de países como Luxemburgo o Suiza.
De igual manera, otro punto importante y de difícil acceso es que ahora en el plan BEPS se requiere la exigencia de justificación económica de las decisiones de negocios por parte del contribuyente; es decir, la demostración de las razones que lo llevaron a la toma de una determinada decisión de negocios que tal vez resultó más cara que la alternativa. Parece excesivo tener que discutir con la autoridad fiscal las razones de la toma de decisiones de negocios en ese contexto, y es lo que muchos llaman hasta cierto punto una “coerción” de las libertades individuales, sin embargo, parece ser un mal necesario para evitar la omisión y evasión fiscal en ciertos niveles.
En base a las legislaciones de los países, y los planes de intercambio, parece ser que el movimiento BEPS es una realidad y que ha llegado para quedarse; los resultados de la tropicalización de las reglas, y la evolución de las mismas en cada país, solo el tiempo dirá que tan efectivas han resultado.